top of page

Historia de la audiología en el mundo y Costa Rica

Introducción: De la evolución del oído a la audiología moderna


La audición es una de las facultades más profundas y fundamentales del ser humano, un pilar sobre el que se han construido la comunicación, el lenguaje y la inteligencia. Su importancia evolutiva se remonta a los albores de la vida, cuando las primeras criaturas acuáticas desarrollaron la capacidad de detectar sutiles cambios de presión en el medio líquido. Este sentido primitivo fue un factor decisivo en la supervivencia. Con la colonización del medio terrestre, el desafío evolutivo fue inmenso: el oído, un órgano diseñado para las vibraciones del agua, tuvo que adaptarse a las minúsculas variaciones de la presión atmosférica en un medio gaseoso. La evidencia paleontológica sugiere que esta adaptación requirió el desarrollo de un oído externo y medio para canalizar y amplificar las ondas sonoras, permitiendo así la estimulación de las estructuras internas que ya existían en los peces pulmonados, lo que confirma que la evolución de la audición es una historia de complejidad y maestría adaptativa.1 Incluso el cerumen, un elemento aparentemente trivial, ha servido a los antropólogos para trazar patrones de migración de la humanidad, subrayando la intrínseca conexión entre nuestro sentido del oído y nuestra historia como especie.1
A la par de esta evolución, han surgido trastornos que han desafiado a la ciencia y la medicina durante milenios. Entre ellos, el acúfeno, o tinnitus, la percepción de un sonido sin una fuente externa real es una de las condiciones más universales y enigmáticas.1 Aunque ha sido una aflicción ancestral, su impacto en la actualidad es alarmante. Datos de publicaciones como 
The Lancet y JAMA Neurology estiman que el acúfeno afecta a más de 740 millones de personas en todo el mundo, representando aproximadamente el 14.4% de la población adulta global.1 A pesar de esta vasta prevalencia, la comprensión y el tratamiento de esta condición han evolucionado de manera errática a lo largo de los siglos.
Este escrito tiene como propósito trazar el fascinante recorrido de la audiología y la investigación del acúfeno, desde sus orígenes en las civilizaciones antiguas, pasando por el nacimiento de la disciplina en el siglo XX, hasta su estado actual. Se busca establecer un puente entre el conocimiento histórico y la práctica clínica de vanguardia, demostrando cómo la curiosidad, el método científico y la tecnología han transformado la audición y la acufenología de campos de misterio a disciplinas rigurosas y basadas en la evidencia. El objetivo final es educar y empoderar al paciente, disipando la errónea noción de que "no hay nada que hacer" y destacando la importancia de una atención profesional y multidisciplinaria.

Capítulo I: El oído a lo largo de la historia: hitos de la audiología a nivel global


1.1. Los inicios en la antigüedad: entre la observación y la magia


Los primeros indicios de la pérdida auditiva en la historia de la humanidad no provienen de registros escritos, sino de la evidencia esquelética. El ejemplo más antiguo se remonta a hace más de 10,000 años, en un sitio arqueológico en Irak, donde se encontraron esqueletos con exostosis, o crecimientos óseos en el canal auditivo, que pueden causar problemas de audición. Un hallazgo similar en un esqueleto de neandertal de hace entre 35,000 y 45,000 años sugiere que esta condición es tan antigua como nuestra especie. Estas pruebas tangibles muestran que los trastornos del oído han sido un compañero constante de la humanidad desde sus orígenes.1
Las primeras referencias escritas, aunque rudimentarias, datan de las civilizaciones antiguas. Las inscripciones cuneiformes sumerias de 6000 a 3000 AC mencionan el oído como un órgano vital. El papiro de Ebers, un documento médico del antiguo Egipto de alrededor de 1550 AC registra el primer tratamiento conocido para el "oído-que-oye-mal", una mezcla de aceite de oliva, albahaca y otros ingredientes. Aunque su eficacia es cuestionable, el uso del aceite de oliva podría haber sido útil para tratar la pérdida auditiva temporal causada por bloqueos de cerumen, un tratamiento que en su forma más mínima aún se utiliza hoy en día.1
En la antigua Grecia y Roma, la visión sobre la audición y sus trastornos se dividía entre la observación clínica y las teorías filosóficas. Hipócrates (460-370 AC), considerado el "padre de la medicina", fue uno de los primeros en escribir sobre la pérdida de audición, relacionándola con factores como el viento, el clima y los zumbidos en los oídos. Aunque su enfoque era descriptivo, no diferenciaba las distintas causas de la pérdida auditiva.1 Por otro lado, la filosofía de Aristóteles (355 AC) tuvo un impacto negativo ya que creía que, sin la capacidad de oír, las personas no podían aprender. Esta perspectiva, que consideraba a los sordos como "bárbaros", perpetuó el estigma social durante siglos.1
A pesar de estas visiones limitantes, la historia también documenta casos que desafiaron las convenciones. Quinto Pedio, un joven romano del siglo I AC, se convirtió en el primer caso de una persona sorda "famosa" en la historia que logró una educación y se destacó como pintor. Su éxito, aunque probablemente facilitado por su posición en una familia acomodada, fue un desafío directo al prejuicio aristotélico y un testimonio temprano del potencial de las personas con discapacidad auditiva.1 De manera similar, Aulus Cornelius Celsus (50-25 AC) fue el primero en la historia en diferenciar entre diversos trastornos auditivos, y Plinio el Viejo (siglo I AC) realizó una de las primeras observaciones sobre la pérdida auditiva inducida por ruido al notar que las personas que vivían cerca de las cataratas del Nilo se volvían sordas.1
Esta progresión histórica, desde la evidencia esquelética hasta los primeros registros escritos y observaciones clínicas, ilustra una evolución crucial en el pensamiento humano. Las primeras explicaciones de los trastornos auditivos eran a menudo anecdóticas o ligadas a creencias místicas, pero figuras como Celsus y Plinio comenzaron a aplicar la observación empírica para conectar los problemas de audición con causas identificables, sentando las bases de una visión más científica y menos supersticiosa. Este cambio de paradigma, de lo místico a lo observable y de lo observable a lo medible, sería el verdadero motor del progreso en el estudio de la audición.


1.2. Del misticismo a la ciencia: la era de la otología


La transición de las curas mágicas a la investigación científica se manifestó en los primeros intentos por crear dispositivos para amplificar el sonido. En las ruinas de Pompeya se han encontrado objetos de bronce en forma de embudos que pudieron haber sido utilizados como instrumentos amplificadores. (“Historia de la audiología y el estudio de la audición en el mundo”) Las primeras menciones documentadas de un dispositivo de este tipo se encuentran en los escritos del erudito italiano Giambattista della Porta en 1588, quien describió un instrumento con forma de cuerno. Las primeras trompetas de oído, un paso más concreto, fueron creadas por Paolo Aproino en la década de 1610, aunque no se popularizaron hasta finales de ese siglo. En 1664, el filósofo inglés Francis Bacon ya mencionaba un "aparato para usar en el oído, capaz de ayudar a aquellos que oyen poco" que se utilizaba en España, lo que demuestra que la necesidad de amplificación era un problema reconocido en toda Europa.1
No obstante, el verdadero nacimiento de la otología, la especialidad médica del oído se puede atribuir a la observación sistemática de las enfermedades. Bernardino Ramazzini (1663-1714) fue un pionero en esta área. En su obra De Morbis Artificum Diatriba, Ramazzini describió la afección del oído de los obreros del bronce, que "ensordecen poco a poco y al envejecer quedan totalmente sordos" debido al "continuo fragor". Esta observación es uno de los primeros registros de la sordera ocupacional, una rama fundamental de la audiología moderna.1
El siglo XX marcó el inicio de la era moderna de la audiología. A principios de la década de 1920, el psicólogo Cordia Bunch, bajo la supervisión de Carl Seashore en la Universidad de Iowa, construyó un dispositivo para medir los umbrales auditivos en un amplio rango de frecuencias. Su trabajo no se limitó a la construcción del dispositivo, sino que también incluyó la recopilación de audiogramas de miles de pacientes y la publicación de artículos sobre una variedad de temas, desde la sordera ocupacional hasta el efecto del envejecimiento en la audición. La labor de Bunch sentó las bases de la audiología clínica, demostrando la necesidad de una profesión dedicada al estudio de la audición y sus trastornos.1


1.3. La audiología como disciplina: nacimiento y profesionalización


La audiología, como disciplina formal, es un campo relativamente joven. El término "audiología" fue acuñado de manera independiente en 1945 por dos figuras clave: Raymond Carhart y Norton Canfield.1 Aunque la autoría del término se atribuye a varios pioneros, el uso de este comenzó a difundirse a partir de 1946 en publicaciones académicas como el Journal of speech Disorders y el Volta Review.1
Raymond Carhart, un patólogo del habla y del lenguaje, es ampliamente reconocido como el "padre de la audiología". Durante la Segunda Guerra Mundial, fue asignado por el ejército estadounidense para rehabilitar a los veteranos que regresaban con pérdida auditiva. Sin directrices claras, Carhart ideó un método que se centraba en cómo los audífonos ayudaban realmente a los usuarios a entender el habla. A través de la invención de la audiometría del habla, una herramienta que utiliza palabras para evaluar la comprensión auditiva, Carhart transformó el campo y lo llevó más allá de la simple evaluación del umbral de tonos puros.1 Su trabajo pionero no solo ayudó a más de 16,000 veteranos, sino que también estableció la audiometría del habla como una herramienta fundamental en la evaluación audiológica y en la selección de audífonos.1
La historia de la audiología es una historia de coevolución entre el conocimiento científico y la capacidad tecnológica. Un hito crucial en esta relación fue la invención del transistor y el circuito integrado entre 1953 y 1958. Antes de estos inventos, los audífonos utilizaban tubos de vacío voluminosos y requerían baterías grandes, lo que limitaba su portabilidad y eficiencia. El transistor, sin embargo, funcionaba con una batería de tan solo 1.5 voltios y era mucho más pequeño, lo que hizo posible la miniaturización de los audífonos. Esta reducción en tamaño y consumo de energía revolucionó la industria, permitiendo que los dispositivos se colocaran en la cabeza o dentro del canal auditivo, e incluso facilitando el uso de audífonos binaurales, lo que mejoró drásticamente la calidad de vida de los usuarios.1
El avance tecnológico también permitió una atención más temprana. La labor de Marion Downs en 1962, en el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado, fue un punto de inflexión en la audiología pediátrica. Downs inició el primer programa de cribado infantil, desafiando la creencia generalizada de que era peligroso intervenir antes de los tres años. Su firme convicción de que los años de aprendizaje de idiomas se perdían para siempre si se esperaba a intervenir se ha confirmado repetidamente y se ha convertido en la norma de la profesión. Su trabajo sentó las bases para los programas de detección temprana que se utilizan hoy en día en todo el mundo.1


1.4. La revolución científica y tecnológica del diagnóstico


El verdadero salto cualitativo en la audiología se dio con el desarrollo de técnicas objetivas de diagnóstico. En 1964, los investigadores daneses Knud Terkildsen y K.A. Thomsen, junto con el alemán Otto Metz, desarrollaron el primer puente de impedancia, lo que permitió por primera vez realizar mediciones objetivas del estado del oído medio. Terkildsen acuñó el término "timpanometría", que, junto con la detección de los reflejos de los músculos del oído medio, se convertiría en una herramienta de diagnóstico fundamental en la práctica clínica.1
Una década más tarde, en 1971, Don Jewett, un electrofisiólogo, realizó un descubrimiento que revolucionaría la evaluación auditiva. Al estudiar las respuestas del sistema auditivo en gatos, observó pequeñas protuberancias en la grabación dentro de los primeros 10 milisegundos después de un estímulo sonoro. Al replicar el experimento en humanos, encontró los mismos picos, que hoy conocemos como la Respuesta Auditiva del Tronco Encefálico (ABR por sus siglas en inglés). El ABR es una prueba objetiva que no depende del estado del paciente (dormido o despierto) y que hizo posible la detección de la pérdida auditiva en recién nacidos con una facilidad sin precedentes, cumpliendo finalmente el objetivo de la detección temprana que Marion Downs había defendido.1

El avance más significativo en este campo fue el descubrimiento de las Emisiones Otoacústicas (OAE) por el físico británico David Kemp en 1978. Kemp demostró que el oído interno no solo recibe sonidos, sino que también genera una respuesta que puede ser medida. Las OAE se convirtieron en una herramienta de diagnóstico no invasiva que permite escanear las células sensoriales a nivel coclear. La combinación de ABR y OAEs ha creado un conjunto de herramientas para la detección temprana de la pérdida auditiva en bebés y niños pequeños con una precisión inimaginable en los primeros tiempos de la profesión.1
Este desarrollo tecnológico no solo mejoró el diagnóstico, sino que también redefinió el rol del audiólogo. La invención de estas herramientas de diagnóstico objetivo transformó al profesional de un simple "adaptador de audífonos" a un "profesional de la salud" capaz de diagnosticar con precisión la ubicación de una afección auditiva y referir al paciente a la atención médica apropiada. Este cambio de perspectiva culminó en la fundación de la Academia de Doctores en Audiología (ADA) en 1977 y en la creación del primer programa de Doctorado en Audiología (AuD) en el Baylor College of Medicine en 1994, elevando la profesión a un estándar doctoral y asegurando un flujo constante de graduados altamente calificados para atender a la creciente demanda.1


Capítulo II: Una historia del zumbido: evolución de la acufenología


2.1. El acúfeno en la antigüedad: un misterio para el oído y la mente


El acúfeno es un síntoma tan antiguo como la audición misma y ha sido documentado en diversas civilizaciones. Las traducciones de textos médicos de la antigua Babilonia, que datan de la biblioteca del rey Ashurbanipal (668-626 AC), han revelado hasta 22 referencias a la condición, descrita como "oídos que cantan, hablan o susurran". Los tratamientos de la época incluían encantamientos susurrados y el uso de sustancias aplicadas en el canal auditivo, lo que subraya la percepción mística de la condición.1 En el antiguo Egipto, el acúfeno era considerado un "hechizo" y era tratado con aceites y hierbas, lo que refuerza la idea de que era una aflicción misteriosa.1
En la antigua Grecia, Hipócrates fue el primero en documentar el acúfeno en su Corpus Hippocraticum.1 El famoso filósofo y científico Aristóteles, en el siglo IV AC, introdujo una idea que sentaría las bases para la terapia moderna: el enmascaramiento. Se preguntaba: "¿Por qué cesa el zumbido del oído cuando se emite un sonido?", sugiriendo que un sonido más fuerte podría ocultar uno más débil. Esta noción, aunque no fue explorada de inmediato, es el fundamento de muchas terapias sonoras contemporáneas.1
Fue el naturalista romano Plinio el Viejo (37-79 d.C.) quien acuñó el término latino Tinnitus Aurium, que significa "tintineo de los oídos", un término que se ha utilizado hasta el día de hoy para describir la condición.1 La historia también registra la leyenda del emperador romano Tito, quien supuestamente sufrió de acúfenos como castigo divino. La tradición dice que encontró alivio temporal en el sonido de un herrero que trabajaba el metal, lo que representa uno de los primeros ejemplos documentados del uso de la terapia sonora para mitigar el síntoma.1
La historia del acúfeno, desde la antigüedad hasta la era moderna, es una lucha por la validación. Durante siglos, el zumbido fue percibido como un síntoma secundario, un "hechizo" o una aflicción psicológica, con testimonios de figuras históricas como Ludwig van Beethoven, Vincent van Gogh y Martín Lutero que dan cuenta de su impacto devastador.1 Estas narrativas no solo humanizan el problema, sino que también demuestran que, a lo largo de la historia, el acúfeno ha sido una condición profundamente angustiante que merecía una comprensión más profunda. La transición de una percepción mística a un campo de investigación neurocientífica fue un proceso gradual pero fundamental para legitimar la condición y ofrecer esperanza a los pacientes.


2.2. Del síntoma a la condición neurológica


El Renacimiento y los siglos posteriores marcaron un cambio hacia la observación clínica más rigurosa. Jean Marc Itard (1774-1838), un pionero en la otología documentó la molestia que el acúfeno causaba, señalando que provocaba insomnio y profunda tristeza. Fue uno de los primeros en proponer el uso de sonidos ambientales, como el de una fogata o un arroyo, para mitigar la percepción del zumbido.1 De manera trágica, el otólogo Joseph Toynbee (1815-1866) sufrió de acúfeno y murió durante un experimento en el que intentaba determinar el efecto de la inhalación de cloroformo sobre el acúfeno, un testimonio desgarrador de la desesperación que esta condición podía generar.1
El cambio de paradigma en la comprensión del acúfeno se produjo con el reconocimiento de que no era solo un problema del oído, sino un fenómeno complejo que involucraba al cerebro. El modelo de habituación propuesto por el psicólogo Richard Hallam en la década de 1980 sugirió que las personas podían aprender a ignorar el acúfeno, lo que reducía la reacción negativa del cerebro sin necesariamente eliminar el sonido. Su trabajo sentó las bases para tratamientos psicológicos como la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), que ayuda a modificar los pensamientos y comportamientos negativos asociados con el acúfeno.1
El punto de inflexión definitivo se produjo en 1990, cuando el neurocientífico Pawel Jastreboff presentó su modelo neurofisiológico del acúfeno. Esta revolucionaria teoría postuló que el acúfeno no es simplemente una percepción fantasma del oído, sino una condición originada y mantenida en el cerebro, específicamente en la vía auditiva y el sistema límbico. Jastreboff demostró que el sonido del acúfeno, aunque se origina en el oído interno, solo se convierte en un problema cuando el cerebro le asigna una importancia emocional negativa, creando un círculo vicioso de ansiedad y percepción del sonido. Este modelo fue la base para la Terapia de Reentrenamiento del Acúfeno (TRT).1


2.3. La era de los tratamientos basados en la evidencia


Con la nueva comprensión de la neurofisiología del acúfeno, se desarrollaron tratamientos más efectivos y sistemáticos. El Dr. Jack Vernon (1922-2010), un destacado investigador, fue pionero en la década de 1970 en el uso de "enmascaradores de acúfenos portátiles", dispositivos que generaban un ruido de banda ancha a un volumen bajo para proporcionar alivio.1 Su enfoque combinaba la terapia sonora con la consejería, sentando las bases de las terapias modernas.
La Terapia de Reentrenamiento del Acúfeno (TRT), desarrollada por Pawel y Margaret Jastreboff a finales de los años 80, fue la culminación de este cambio de paradigma. La TRT se basa en la habituación, buscando reducir la reacción del paciente al sonido y, con el tiempo, la percepción del sonido mismo.1 El protocolo de tratamiento, que combina la terapia sonora y la consejería, no tiene derechos de autor registrados como una patente, lo que lo convierte en un modelo de dominio público en el ámbito científico y ha permitido su difusión global, regulada por la formación y certificación de profesionales.1
La profesionalización y estandarización del tratamiento del acúfeno continuó. En 2006, la Tinnitus Research Initiative (TRI), una fundación sin fines de lucro reunió a expertos para establecer los requisitos mínimos de evaluación. Estos criterios, que incluyen audiometría, acufenometría y cuestionarios estandarizados como el THI (Tinnitus Handicap Inventory), estandarizaron la investigación y la práctica clínica a nivel mundial. Este esfuerzo global validó la condición y proporcionó una hoja de ruta para su manejo efectivo.1


2.4. El futuro en la mirada: neuromodulación bimodal


La investigación del acúfeno sigue avanzando. Por ejemplo, el número de publicaciones sobre el tema en PubMed ha crecido significativamente en las últimas décadas, pasando de 8 artículos en 1972 a 475 en 2023.1 Este aumento exponencial en la investigación es un testimonio del creciente interés científico y de la validación de la condición como un problema de salud pública global.
El futuro del tratamiento del acúfeno se orienta hacia la tecnología de vanguardia, como la neuromodulación bimodal. La Dra. Susan Shore y su equipo de la Universidad de Michigan están desarrollando un dispositivo que utiliza una técnica que combina estímulos auditivos y somatosensoriales para reducir la percepción del acúfeno en los pacientes. (“¿Qué es el dispositivo de Susan Shore para el manejo del acúfeno?”) La investigación se centra en cómo la combinación de estímulos puede aliviar el zumbido.1
La historia de la investigación del acúfeno es un viaje de la aflicción a la condición neurológica validada. El paciente de hoy se beneficia de la culminación de siglos de observación y de las bases teóricas y tecnológicas que finalmente han proporcionado una explicación científica a su sufrimiento. El acúfeno ya no es una aflicción misteriosa, sino una condición con un modelo explicativo y tratamientos basados en la evidencia. Afirmar que "no hay nada que hacer" es, en la actualidad, una difusión de información errónea; la meta no siempre es la eliminación total del sonido, sino la mejora significativa de la calidad de vida a través de un tratamiento integral.1


Capítulo III: Un legado en desarrollo: la audiología y el acúfeno en Costa Rica


3.1. Pioneros y primeros pasos: la audiología en el sector público


La historia de la audiología en Costa Rica es un testimonio de la transición de un oficio técnico a una profesión de la salud plenamente desarrollada. A mediados del siglo pasado, la audiometría, la medición de la audición, era una práctica auxiliar que surgía de la demanda de los médicos otorrinolaringólogos. En la década de los cincuenta, el Dr. Pedro Beirute en el Hospital San Juan de Dios fue uno de los primeros en realizar exámenes audiométricos a sus pacientes, una labor que continuaron en los años sesenta el Dr. Joaquín Berrocal en el mismo hospital y el Dr. Eduardo Lizano Aguiar en el Hospital Calderón Guardia.9
El primer paso formal hacia la profesionalización de la audiología en el país se dio en 1969, cuando el Dr. Luis Bonilla Salas, médico audiólogo y foniatra del Hospital México, inició la primera generación de técnicos en audiometría. Este programa, respaldado por la Universidad de Costa Rica (UCR) y en colaboración con la audiometrista Elizabeth Campos, fue el primer esfuerzo por formar personal cualificado para la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y cubrir las crecientes necesidades del sector de la salud pública. Estos pioneros sentaron las bases para los servicios de audiometría en los principales hospitales del país.9


3.2. La profesionalización académica: de técnico a doctor


La evolución de la audiología en Costa Rica se refleja en el crecimiento de sus programas académicos. En 1977, la UCR graduó la primera promoción de 15 técnicos en audiometría.9 La visión de elevar el nivel de la disciplina llevó a que, en 1988, la UCR reabriera el programa con el grado de Diplomado en Audiotecnología, con una duración de tres años y accesible a estudiantes en general. Sin embargo, la verdadera profesionalización se gestó en la Universidad Santa Paula, que en 1997 abrió el programa de Bachillerato en Audiología, una iniciativa de los audiólogos costarricenses Dr. Juan Carlos Olmo, Carlos Pereira y José Raúl Sánchez, en colaboración con el Dr. Julián Chaverri Polini y las autoridades de la universidad.9
Este paso fue crucial, ya que transformó la audiología de un oficio técnico en una carrera de grado con un plan de estudios completo. La Universidad Santa Paula también ofreció un plan de nivelación para que los diplomados pudieran obtener el título de bachiller, y en 2010 implementó el programa de Maestría en Audiología, una idea concebida por los audiólogos Olmo y Pereira, lo que convirtió a la universidad en una de las pocas en Latinoamérica en ofrecer un posgrado en el campo.9 Por su parte, la UCR reactivó y elevó su programa en 2011, ofreciendo la Licenciatura en Audiología y consolidando la disciplina a nivel profesional dentro del sistema de educación superior público.9
Esta transición de un oficio a una profesión plenamente desarrollada es el resultado directo de la visión y el esfuerzo de individuos específicos, que no solo se beneficiaron de la evolución de la disciplina, sino que fueron agentes activos en su avance. La historia de la audiología en Costa Rica es un ejemplo de cómo la perseverancia y la visión de liderazgo pueden llevar a una disciplina a alcanzar la madurez académica y profesional, un camino que ha culminado en una atención al paciente que se alinea con los estándares internacionales más altos.


3.3. Hitos Nacionales 

 

Los audiólogos costarricenses han sido protagonistas en el avance de la profesión. En la historia de las audioprótesis en el país, se sabe que antes de 1955, las personas que necesitaban un audífono debían adquirirlo en el extranjero. El caso del Sr. Johnny Aguilar, quien viajó a los Estados Unidos para obtener sus audífonos, marcó un punto de partida para que la importación de estos dispositivos se hiciera más común en el país.9
La visión de profesionalización se consolidó con la creación de la Asociación Costarricense de Audiología (ACOA) a principios del siglo XXI, fundada por los audiólogos Juan Carlos Olmo y Carlos Pereira. Inspirada en la Academia Americana de Audiología, la ACOA se convirtió en una voz defensora de los intereses de los audiólogos y promotora del crecimiento profesional, oponiéndose a proyectos de ley que ponían en riesgo la salud pública al permitir que personal no calificado vendiera audioprótesis.9
Un hito tecnológico de gran envergadura en la historia de la audiología en el país fue la realización del primer implante coclear en 2002. Los audiólogos Juan Carlos Olmo y Carlos Pereira fueron pioneros en la telemetría intraquirúrgica, activación y programación de estos implantes, un avance que posicionó a Costa Rica en la vanguardia de la cirugía audiológica y la rehabilitación.9
Con más de 32 años de experiencia, el equipo de audiólogos de Clínicas Audición ha sido cofundador de la carrera de Audiología en Costa Rica y del posgrado en el mismo campo. Son pioneros en programas de revisión auditiva para adultos mayores y líderes en la adaptación de audioprótesis y el tratamiento del acúfeno.11 Su certificación como Conservacionistas Auditivos Ocupacionales (CAOHC-USA) y su membresía en la American Tinnitus Academy demuestran su compromiso con los estándares globales más altos. Clínicas Audición no solo se beneficia de esta rica historia, sino que la ha forjado activamente, lo que la posiciona como un faro de innovación y excelencia en la salud auditiva en el país.


Conclusión: mirando al futuro desde un legado histórico


La travesía de la audiología y la investigación del acúfeno es una epopeya de la ciencia humana. Se ha viajado desde las primeras observaciones esqueléticas hasta el uso de tecnologías de diagnóstico de vanguardia, y desde la percepción mística de un "hechizo" hasta la comprensión neurofisiológica de la condición. Este recorrido demuestra que, con cada paso, se ha transformado el conocimiento y, con ello, la capacidad de ofrecer soluciones efectivas.
La historia de la audiología en Costa Rica, en particular, refleja este mismo camino, pasando de la dependencia de la tecnología importada a la formación de profesionales de la salud altamente cualificados y a la creación de asociaciones que defienden la integridad de la profesión.9 Los hitos nacionales, como el primer implante coclear y la creación de programas de posgrado, no son eventos aislados, sino el resultado del liderazgo y la visión de profesionales que han dedicado sus carreras a elevar el estándar de la atención audiológica en el país.
Clínicas Audición, bajo el liderazgo del Dr. Juan Carlos Olmo y el Dr. Carlos Pereira, es la culminación de este legado.11 Su práctica no solo se basa en los avances tecnológicos y las terapias más recientes, sino que está profundamente arraigada en una historia de innovación y compromiso profesional. Clínicas Audición no solo ofrece servicios audiológicos, sino que representa la vanguardia de un largo viaje científico y humano, en el cual el misterio del sonido y el silencio finalmente encuentra una respuesta en el conocimiento y la atención profesional. El acúfeno, esa aflicción ancestral, ya no es un problema sin solución, sino una condición tratable con el objetivo claro de mejorar la calidad de vida de los pacientes.1

Fuentes de consulta

 

  1. Olmo JC. Historia de la audiología y el estudio de la audición en el mundo. (“Historia de la Audiología y el Estudio de la Audición en el Mundo”) 2020. Olmo JC. Historia del Estudio de los Acúfenos [Presentación]. 2025.

  2. Jastreboff PJ. Phantom auditory perception (tinnitus): mechanisms of generation and perception. Neurosci Res. 1990;8(4):221-254.

  3. Jastreboff PJ. Tinnitus Retraining Therapy (TRT). Cambridge: Cambridge University Press; 2004.

  4. Olmo JC, Pereira C, Valverde MA. Reseña histórica de la Audiología en Costa Rica. Desde sus inicios hasta la actualidad [Internet]. San José: OirbienCR; 2017 Nov 8. Disponible en: https://www.oirbiencr.com/_files/ugd/5b93c5_1a9d78a380194bd697beb34bfb8a987a.pdf?index=true.

  5. Universidad de Costa Rica, Escuela de Tecnologías en Salud. Audiología [Internet]. UCR; 2024. Disponible en: https://tecsalud.ucr.ac.cr/audiologia/.

  6. Clínicas de Audición. Clínicas Audición, Tratamientos y Salud Auditiva [Internet]. Costa Rica: Clínicas de Audición; 2024. Disponible en: https://clinicasdeaudicion.com/.
     

© 2023 - Desarrollado por Idees Marketing

bottom of page